SÍNDROME DE NIDO VACÍO
Es impresionante la cantidad de mujeres que viven sintiéndose víctimas, que se lamentan por todo lo que no resulta como ellas esperan, en muchas ocasiones esto les ha resultado para llamar la atención de su pareja o de sus hijos, pero a la larga la familia se cansa de escuchar como sufren.
Muchas están muy, muy angustiadas porque han llegado a la edad madura y cuando se dan cuenta ya sus hijos se han casado, otros están estudiando sus carreras, su marido trabaja todo el día y ellas experimentan un sentimiento de “nido vacío” porque siempre trabajaron por y para la familia, se dedicaron a cuidar y velar por sus hijos y se olvidaron de ver por ellas, no tienen amistades, pasatiempos y tal vez ni una vida de convivencia en pareja.
Yo me acuerdo hace muchos años, cuando mis hijos estaban chiquitos, me ofrecieron ser editora de una revista para niños, con un súper sueldo, pero tenía horario de entrada y no de salida, estaba muy lejos de mi casa, recuerdo que en aquel entonces tomé la decisión más difícil de mi vida, pero la más acertada, no trabajar de tiempo completo, hoy que mis hijos están mayores y son unos hombres de bien, con valores sólidos, me doy cuenta que valió la pena, pero también queda la duda de cómo serían las cosas si hubiera escogido pasar mi vida profesional dentro de una empresa, quizá tendría mi futuro asegurado, con una jubilación, con un sueldo bien remunerado, siendo una gran ejecutiva, pero pagando facturas muy altas.
Las mujeres que decidieron trabajar en una empresa, también les puede ir maravillosamente, muchas tienen la ayuda de sus madres para el cuidado de sus hijos, pero no cabe duda que la mujer profesional tiene muchas responsabilidades en casa y en ocasiones esto es agotador si no tiene la ayuda de su pareja, lo cierto es que nadie puede dejar de lado su carrera profesionales como mujer. Tal vez la vida será más compleja pero quedará la enorme satisfacción de llevar a cabo los dos papeles, ser madres y ser mujer profesional.
Es cierto que cuesta trabajo pasar de una etapa en la que nuestro tiempo y todo nuestro esfuerzo lo dedicábamos a los hijos pequeños que necesitaban que los lleváramos a la escuela, al futbol, al ballet, etcétera y después las tareas, la comida, el baño, y tantas otras actividades que ocupaban prácticamente todo nuestro tiempo. Y de un momento a otro tenemos que reconocer que ya no somos tan necesarias, que ya los hijos se mueven solos y toman sus propias decisiones.
Ahora, que ya somos dueñas de nuestros tiempo, lo fundamental es saber que hacer con el; yo creo que algo que todo ser humano debería de ser es dedicar tiempo para ayudar al prójimo, no sólo a su familia.
Tengamos cuidado de no caer en pensamientos del tipo de ¿por qué si yo siempre estuve para ellos, ahora no tienen tiempo para mí? ¿Por qué son ingratos y no me tienen consideraciones? ¿Qué hice mal para que me traten así?, tantos y tantos pensamientos que sólo envenenan nuestra alma y nuestro corazón y no nos permiten disfrutar de lo que ahora tenemos: tiempo para nosotras, para hacer lo que de verdad nos gusta, para disfrutar un buen café con las amigas, sin prisa por llegar a cuidar a los niños, tiempo simplemente para sentarnos y disfrutar nuestro tiempo con nosotras mismas.
Toda la vida yo he motivado a que las mujeres hagan algo para ellas y no nada más para la familia. Porque el día de mañana todos los demás tendrá un proyecto de vida excepto ellas. Yo las invito a buscar eso que las motiva, que les gustaría hacer, no importa si tienen 30, 40, 50 o más años, siempre es buen momento para disfrutar la vida sin sentirse abandonadas o frustradas, para empezar un nuevo proyecto, un negocio o para salir de nuestra vida rutinaria.